Doi: https://doi.org/10.17398/2340-4256.15.639
La romería de Fray Pedro de
Santa María de Ois vista por la revista As 4 aldeas*
Fray Pedro of Santa María de
Ois’pilgrimage seen by the journal As 4 aldeas
Pedro
Vázquez-Miraz
Universidad Tecnológica de
Bolívar
Recibido: 17/07/2019 Aceptado: 23/09/2019
Resumen
Se presenta en el siguiente artículo de investigación
una recopilación exhaustiva de las noticias de la revista local As 4 aldeas
relacionadas con la romería de Fray Pedro de Santa María de Ois
(Coirós, A Coruña); una histórica celebración de un
culto no público y de fuerte carácter popular en la que se venera a la figura
del fraile dominico Pedro de Santa María y Ulloa solicitándole la intercesión
de milagros como si éste fuera un beato o un santo, explicándose el fuerte
arraigo de este religioso por ser éste oriundo de estos mismos lares.
Palabras clave: religiosidad popular; prácticas
religiosas; devoción, peregrinación.
Abstract
The following
research article presents an exhaustive compilation of the news in the local
journal As 4 aldeas related to the pilgrimage
of Fray Pedro de Santa María de Ois (Coirós, A Corunna); a historic celebration of a non-public
cult with strong popular nature where the figure of the Dominican friar Pedro
de Santa María and Ulloa is worshiped, requesting the intercession of miracles
as if he were a blessed or a saint, explaining the strong roots of this
religious for being this native of these same places.
Keywords: popular religiosity; religious practices; devotion; pilgrimage.
I.
INTRODUCCIÓN
La romería en honor al dominico del siglo XVII Fr.
Pedro de Santa María y Ulloa [conocido vulgarmente como Fray Pedro Manzanas (o
Manzano)] se lleva realizando desde el siglo XVIII en la pequeña parroquia de
Santa María de Ois (Fiaño
2010), lugar perteneciente al ayuntamiento de Coirós
(A Coruña, Galicia) durante los tres domingos siguientes al Domingo de Pascua
de Resurrección. Esta celebración está íntimamente ligada a una serie de
festejos populares, basados todos ellos en la espiritualidad de diferentes
órdenes y la religiosidad popular (Rodríguez-Becerra 2008) determinando la
singularidad de este evento social su larga tradición histórica[1].
Para Fiaño (2006, 79) “estas celebraciones
constituyen, ante todo, un sentir religioso, pero también (…) un motivo de
celebración pagana (…) [pues hablar de estas fiestas] es evocar la reunión
familiar y la llegada de los emigrantes a su tierra natal”. En palabras de
Rina-Simón (2015, 181):
Las celebraciones de la religiosidad “popular” se
caracterizarían por la participación horizontal de la mayoría de los miembros
de la comunidad, con independencia de su estatus socioeconómico, de sus
afinidades políticas o de sus creencias religiosas; la ausencia de dogmas o
catecismos reglados por las autoridades eclesiásticas, ya que son las memorias,
las tradiciones y las tensiones entre los participantes las que marcan el
devenir de los ritos; la preponderancia de formas intuitivas y sentimentales
así como báquicas y dionisiacas.
Aunque la muerte de Fray Pedro de Santa María y Ulloa,
acontecida en la ciudad de Sevilla en el año 1690 se produjo “en olor a
santidad” (Vázquez-Miraz 2017; Romero 2019), la
figura de este clérigo nunca fue canonizada por la Iglesia Católica[2]
[3]
[4];
si bien esto no fue impedimento para que la devoción religiosa de sus
convecinos por su paisano más célebre tuviera éxito, produciéndose entonces una
paradójica situación en el seno de esta pequeña comunidad rural de Galicia ya
que la masa popular de esta localidad gallega y de toda la comarca[5]
veneraba con enorme fervor a un simple fraile como si éste fuera un santo[6]
[7],
llegándose a alcanzar a finales del siglo XIX niveles absolutos de fanatismo
religioso (Fiaño 2010; Pato 2018).
Para las autoridades eclesiásticas superiores de la
zona, esta práctica religiosa debía ser erradicada debido a los claros
lineamientos doctrinales de la Iglesia Católica, pues a ningún clérigo
fallecido podía tributársele culto público sin autorización oficial (Fiaño 2010); si bien la creciente fama de esta celebración
(explicada básicamente por ser Santa María de Ois el
lugar de nacimiento de Fray Pedro) no facilitaría el hacer grandes
modificaciones a la misma, produciéndose en los siglos XVIII y XIX un notable
crecimiento de actividades comerciales vinculadas a la misma (Fiaño 2010). Obviamente una muchedumbre religiosa era un
excelente mercado para ofrecer servicios y bienes aprovechando el flujo de
dinero y productos agropecuarios que los romeros ofrecían de manera
desinteresada en honor al fraile, ya que como requisito
imprescindible para la eficacia de las múltiples plegarias labriegas era
necesario consagrar generosos óbolos en honor a su coterráneo.
Si definimos a una romería como “una peregrinación de
uno o varios días de duración a un santuario o ermita donde reside generalmente
un icono de la Virgen (…) [siendo esta] una ocasión propicia para la
concurrencia y participación variada de las personas” (Castilla-Vázquez 2011,
121), el acto de Ois, de iure, sería una romería (al ser la patrona del lugar la Virgen
María y contar la iglesia con abundante iconografía de ella) pero de facto no lo es; pues con el paso del
siglo XIX, los católicos de esta parroquia y de los alrededores fueron
transfiriendo paulatinamente el poder de intercesión de milagros al mismo Fray
Pedro Manzanas[8].
Desde la lógica campesina de esa época es entendible
pensar que la intercesión divina de un religioso como Fray Pedro sería más
efectiva para la resolución de los inconvenientes cotidianos, tales como la
salud e integridad de las personas y también la de los animales de granja
(sostén básico de la economía familiar de esa zona, siendo llamativo que a la
figura del fraile se le atribuyó la fama de solventar estos avatares) que la de
cualquier otro elemento místico más relevante a nivel espiritual[9],
puesto que estos últimos serían más lejanos y abstractos para la gente y por su
extrema importancia, se preferiría pedir (con menos boato y más pragmatismo) a
figuras espirituales secundarias por temas más mundanos como el éxito de las
cosechas o la salud del ganado (Blanco, 2014), pues como afirma Báez-Jorge
(2005, 72) “la religiosidad popular afirma lo festivo, lo ritualista, lo
expresivo, frente al formalismo y el racionalismo eclesiástico”.
El grado de aceptación a esta especial exaltación
popular por parte de los sacerdotes de períodos pasados destinados a esta
parroquia podría justificarse también por la implicación en la recaudación de
las importantes limosnas y su posterior administración, coincidiendo las
mayores críticas de los clérigos de finales del siglo XIX por esta romería en
el período en el que las dádivas para honrar a Fray Pedro eran gestionadas
exclusivamente por los propios vecinos de Santa María Ois
y/o las autoridades municipales, cesando estos ataques en periodos históricos
venideros (Fiaño 2010).
Durante el transcurso de los
siglos XIX y XX la actitud de la Iglesia osciló entre la firme prohibición a
celebrar tal festejo, postura tomada por el arzobispado de Santiago de
Compostela (Fiaño 2010; Pato 2018) a la de facilitar
la realización de la fiesta (posición defendida por párrocos como D. Manuel Nión, D. Benigno Roca o D. Germán Castelos
Pérez, eclesiásticos todos ellos de prácticas bastante heterodoxas[10]). Este sorprendente
viraje fácilmente podría ser explicado por los fuertes intereses económicos ya
mencionados y a la presión popular en contra de cualquier negativa que
impidiera la veneración popular a Fray Pedro. Esta situación de buen
entendimiento entre ciertos religiosos y el pueblo no evitaría la aparición de
fuertes críticas por el mal manejo de las ofrendas a inicios del siglo XX,
tales como las presentadas en el demoledor artículo periodístico de Francisco Faraldo en contra de estas prácticas (Pato 2018, 252):
Es un soberano muérdago, llamado
Benigno Roca, cura párroco por presentación del piadoso Marqués de Figueroa, de
Santa María de Ois (vulgo, Fray Pedro Manzano). Es un
trasunto fiel del hipopótamo por su físico y su psíquico; y en estos días hace
el gran negocio de lacones, jamones y toda clase de carnes de cerdo, cera y
dinero, que él selecciona señalando a los millares de fanáticos ignorantes que
allí acuden con la ofrenda, el lugar del altar mayor y sacristía dónde deben
depositar las distintas especies piadosas, que hace custodiar valientemente por
hombres de su confianza, mientras él grita como un energúmeno: «¡Las carnes
aquí, la cera allí, el trigo acá y los cuartos a mí…!» Eso sí; el dinero a él;
porque es el más concienzudo para responder de la entrega al beato Fray Pedro,
que los sencillos campesinos de estas comarcas se empeñaron en hacer santo,
contra la voluntad del Papa y de S.E. Compostelana.
Los diferentes administradores de esta feligresía
tuvieron por lo tanto que manejar esta paradójica contradicción teológica, pues
asumir los requerimientos del arzobispado significaba que la parroquia perdía
una cantidad relevante de recursos económicos.[11]
Sufriendo el párroco en sus carnes el enfado e ira de los parroquianos si éste
impedía el culto público al dominico, o si no se aceptaban las respectivas
ofrendas. Esto explica la compleja relación entre la Iglesia Católica y la
religiosidad popular, ya que como señala Rina-Simón (2015, 182), ambas partes
se complementarían por medio de un complejo y delicado equilibrio en el que
“ésta última precisa de la bendición eclesiástica de sus formas e imágenes, y
la Iglesia, como institución, utiliza los rituales colectivos para destacar su
influencia social y cultural”.
Esta situación se solventaría ya en el siglo XX con la
hábil mascarada del culto privado[12],
postura cuyo objetivo final era el de mantener la romería además de la
legitimidad de la Iglesia (Imagen 1); pues como señalan Laredo, Laredo y
Vázquez (1991, 14) aunque la vida ejemplar de Fray Pedro “le llevó a la
canonización por aclamación popular (…) [pero] la procesión no se puede hacer
con la imagen del santo, sino con la de otro santo de verdad, San Pedro Mártir,
patrono de nuestro fraile”.
Imagen 1. Anverso y
reverso de una estampa de Fray Pedro editada actualmente por la parroquia de
Santa María de Ois
A mediados del siglo XX, en las denominadas misas
de Fray Pedro, el nombre del monje jamás era mencionado en las homilías, si
bien se permitía la celebración de la romería al facilitar la parroquia
diversos espacios para el festejo; deduciéndose que la gestión económica de
donativos y exvotos de los fieles pasó en exclusiva a manos del clero local.
Este estamento, en un entorno tan específico como el rural gallego, mantuvo
durante el franquismo un gran poder, haciendo una ostentación pública de
símbolos de su elevado estatus social[13];
una época en la que era recomendable participar en los eventos religiosos para
no ser culpado de desafecto al régimen (Cabana 2010).
La variación de mentalidad de las gentes (a partir de
los años 80 del siglo XX, acelerándose este cambio a partir del nuevo milenio)
al padecerse una pérdida de fe en la religión (Armas y López 2018), el
despoblamiento (Pazo y Moragón 2010; 2018), el
envejecimiento, un mayor acceso a los vehículos privados por parte de la
ciudadanía[14] junto
a la jubilación del tradicional párroco del poblado[15];
produjeron que el peregrinaje de Fray Pedro fuera decayendo de manera paulatina
hasta la situación en la que se encuentra actualmente.
II.
MATERIAL Y MÉTODO
Se recopilaron todos los comentarios vinculados con la
persona de Fray Pedro Manzanas y la romería de Santa María de Ois presentes en
la revista local As 4 aldeas[16],
humilde cabecera de la Sociedad Cultural, Recreativa y Deportiva Fillos de Ois; una organización
sin ánimo de lucro fundada en el año 1982 (Fiaño 2006),
la cual tiene sus orígenes históricos en la Sociedad Hijos de Ois de Ayuda Mutua, institución creada en Buenos Aires
por emigrantes gallegos originarios de ese misma geografía gallega en el año
1914, quienes crearon en 1923 un folleto de esa misma denominación para
mantener informados a la comunidad galaico-argentina sobre la actualidad de su
concejo natal (Fiaño 2006).
Esta publicación sería retomada en el año 1999 hasta
la actualidad; siendo los contenidos de esta revista redactados por los propios
vecinos[17] y consistentes en relatos y
anécdotas del pasado sucedidas en la parroquia, fotografías antiguas,
efemérides de eventos literarios regionales como el Día de las Letras Gallegas,
acontecimientos históricos que tienen relación con el pueblo o reclamos
políticos de diversa índole. A mayores, para comprobar la veracidad de la
información del boletín revisado, también se realizaron entrevistas a
personalidades locales que se han considerado claves para entender la historia
de este acto de exaltación popular: los párrocos D. José Manuel Iglesias, D.
Antonio Quintela, el alcalde D. Francisco Quintela (munícipe regidor de Coirós
desde el año 1991 y médico del lugar durante el período 1987-2015) y D. Gonzalo
Tizón (profesor de instituto retirado y presidente de la Asociación de
vecinos Fray Pedro[18]
y la S.C.R.D. Fillos de Ois
durante varios años).
III.
RESULTADOS
Desde los primeros números de la revista[19]
se puede observar el cariño de los vecinos de Santa María de Ois por su personaje más célebre, el cual se sigue
manteniendo, pues Fray Pedro fue el nombre propuesto para la creación de una
asociación vecinal[20]
y en As 4 aldeas son una constante los llamados a revitalizar esta
romería. Buscando atraer a la población con eventos musicales, culturales y
gastronómicos[21]
(Imagen 2) o la presencia de celebridades regionales dando discursos públicos[22]
[23].
Este interés por el dominico llevó a que la misma publicación editara un
suplemento especial monográfico de Fray Pedro y de este festejo popular[24].
Imagen 2. Cuadros de Fray
Pedro procedentes del Convento de Santo Domingo de Granada (Romero, 2019) y la
Iglesia de Santa María de Ois (Fiaño
2010), acompañados de un afiche local de publicidad[25].
El primer artículo de As 4 aldeas dedicado a
este fraile, titulado “As romerías da Magdalena e Frai
Pedro” [Las romerías de la Magdalena y Fray Pedro] y cuya autoría es de Carlos
Fernández y Xosé María Veiga,
lo encontraríamos en el nº 9 del boletín del año 2000 (11). En él los autores
hacían una férrea defensa de la celebración y del religioso (más como una
figura folclórica popular) considerando que en el pasado, por el humilde origen
y capacidad de hacer milagros de Fray Pedro, los pobladores mantenían estos
actos de fe en contraposición al boato y lejanía de las pertinentes autoridades
religiosas; justificando Fernández y Veiga que los
campesinos no entendían de teología y por consiguiente les era inexplicable la
prohibición de venerar al dominico, al interpretar que los favores cumplidos
debían ser pagados indistintamente del estatus divino del intermediario
espiritual que les hizo caso.
Este afecto a la celebridad más reconocida del pueblo
tampoco fue impedimento para la presencia de reiteradas críticas en el boletín
hacia prácticas laxas del pasado, tales como las célebres subastas de productos
cárnicos en nombre de este monje [como escribía el poeta de Aranga
(municipio limítrofe al de Coirós) Guillermo Vázquez
(1897-1961) “Fray Pedro tamén se opón a calquera mal que sea pois por un
pernil de cocho non hay mal que él non entenda (sic.)[26]”]
o al clero en general[27].
Estas críticas se justificarían, además de por la marcada ideología de muchos
colaboradores de As 4 aldeas, por los objetivos más prácticos de los
actuales gestores de la romería, pues como nos explicó Gonzalo Tizón: el que
los vecinos organizaran la velada no tenía como función principal la de
ensalzar al monje y sí la de recaudar fondos económicos para la sustentación de
la propia sociedad vecinal y celebrar las fiestas principales del pueblo,
acaecidas éstas en el mes de agosto[28]
[29].
La revista, en sus contenidos, también ofrecía junto a
otros acontecimientos históricos locales de gran relevancia para la parroquia
como el incendio de la iglesia (acontecida en el año 1967)[30], ejemplos de cuentos populares basados en
supuestos milagros locales posteriores a la muerte del hermano y que
antiguamente se consideraban una intervención del mismo religioso[31].
Interesante asimismo es el breve documento (fechado en el año 2005) titulado “O
arcebispo de Santiago visitou
Ois[32]”
[El arzobispo de Santiago visitó Ois], pues en él la
revista nos informa escuetamente de la visita del arzobispo de la archidiócesis
de Santiago de Compostela (D. Julián Barrio) a Santa María de Ois y a su párroco (D. José Manuel Iglesias[33])
donde fue inaugurada una exposición de documentos del fraile dentro de la
iglesia.
Aunque el número de romeros no iba a alcanzar ni por
asomo las cantidades de épocas anteriores (Imagen 3), considerando Manuel Fiaño y Aurora Santos que este espectáculo alcanzó su cénit
durante el longevo gobierno de D. Germán Castelos
(1925-1986)[34] al
imprimirle éste un toque especial y una sobresaliente atención y dedicación; la
romería seguía teniendo sus fieles (cada vez de mayor edad) y la revista
mantenía testimonio de ello; siendo también la asistencia de personas a este
acontecimiento una justificación más para una antigua petición de la asociación
de vecinos ante el arzobispado: la cesión de terrenos eclesiásticos para la
construcción de un aparcamiento público al lado de la iglesia[35],
demanda que fue finalmente atendida.
Imagen 3. Romeros de Fray Pedro en los años
1925[36]
y 2016[37].
A partir del año 2010, las informaciones de la romería
presentes en el boletín (a excepción de fotografías históricas aportados por
los habitantes de la parroquia) eran cada vez más esporádicas y de tamaño más
reducido, volviendo a aparecer información de este evento en el número 67 del
año 2016. En ese número apareció una nota avisando a los lectores que en años
anteriores esta velada había desaparecido[38]
y que nuevamente fue recuperada, volviéndose a instalar en el atrio de la
iglesia espectáculos musicales y puestos de comida y bebida; todo ello atendido
y gestionado por los vecinos a través de una comisión encargada de estos
menesteres, destacando que los días de fiesta fueron reducidos a una única
jornada[39].
Al comparar los números del folletín de finales del
siglo XX con estos últimos actuales, se observó nítidamente que con el paso del
tiempo As 4 aldeas le dedicaba una menor importancia al acto de Fray
Pedro, incidiendo más ésta en otros festejos como las ya mencionadas
festividades patronales (en honor a la Virgen Santa María) y a otras totalmente
laicas como las denominadas Fiesta del socio y la Fiesta del cazador[40].
Una situación que indica, objetivamente, que la repercusión del Fray Pedro de Ois fue decreciendo con el paso del tiempo hasta
considerarse por la propia parroquia como un acontecimiento de menor categoría.
IV.
CONCLUSIONES
Después de revisar todo el material digitalizado de As
4 aldeas se puede afirmar que los intentos vecinales por
mantener viva esta tradición popular tuvieron un éxito limitado, pues
aunque esta procesión se sigue celebrando actualmente, ésta no posee ni la
importancia económica de antaño (ya ningún lugareño regenta ningún puesto móvil
destinado al comercio ni a la alimentación de los peregrinos) ni en los
alrededores de la iglesia se congregan los millares de personas como en otras
épocas.
Aspecto similar acontece en el ámbito religioso, pues
la afluencia de feligreses a esta celebración disminuye paulatinamente con el
avance de los años; si bien esta situación no impide que el denominado culto
privado al fraile se siga realizando en los tiempos actuales, asumiéndose que
con la visita del arzobispado y/o la venta de estampas del fraile este culto no
es tan privado como inicialmente se creía. Existe por lo tanto una evidente asunción
del alto y bajo clero a la hora de permitir una celebración de esta índole.
Aunque consideramos que la vida religiosa de Fray
Pedro de Santa María y Ulloa fue digna de toda alabanza, especialmente sus
últimos años en vida, entendiendo su labor ensalzando el rezo rosariano como un elemento de alivio espiritual para sus
coetáneos en momentos colectivos de gran tormento físico y psicológico (Castilla-Vázquez
2011; Vázquez-Miraz 2017); asumimos que no debería
permitirse actuaciones como las denominadas misas de Fray Pedro, pues
creemos que la romería organizada por los vecinos es un acto bienintencionado
en sí; pero permitir que estos festejos se sigan malinterpretando en el ámbito
espiritual favorece que nuestra sociedad siga venerando a un simple fraile
dominico[41]. Entendiendo
nosotros que el claro concepto de devoción, al igual que Díaz-Camacho (2016,
103), no da lugar a estos equívocos:
En sentido general, la devoción es una manifestación
de la religiosidad; es decir, de la experiencia religiosa que expresa la
relación con Dios y, por extensión analógica, con la Virgen María y los santos,
para rendir el culto que corresponde, a través de la oración y otras prácticas
propias de dicha relación, en el ámbito de la fe cristiana.
Si bien estas conductas no las consideramos afines a
los lineamientos establecidos por la Iglesia Católica en el Concilio Vaticano
II y años posteriores “para favorecer la armonización teológico-espiritual y
pastoral entre la religiosidad popular mariana y la celebración litúrgica” (Díaz-Camacho
2016, 117), sería injusto terminar este manuscrito en estos términos sin
ponernos antes en la piel de D. Antonio Quintela,
gentil párroco de intachable conducta que tiene que gestionar el día a día de
un humilde templo católico en una época en la que se pierde el interés por la
religiosidad[42]. Los
gastos asociados a su administración aumentan[43]
y los ingresos disminuyen constantemente, por lo que es probable que la
pastoral de este sitio entienda que la organización de este hecho es uno de los
pocos nexos que quedan en pie entre la Iglesia y muchos vecinos de Ois, poco dados a la asistencia a los actos litúrgicos y
demás eventos religiosos.
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Pedro Vázquez-Miraz
Departamento de Psicología
Facultad de Ciencias
Sociales y Humanidades
Universidad Tecnológica de
Bolívar
Cartagena de Indias (Colombia)
https://orcid.org/0000-0002-5801-1728
* Artículo inédito soportado por
el proyecto Estudios de género: economía, comunicación y educación
(2018) realizado bajo el amparo del grupo de investigación Desarrollo, Salud
y Desempeño Humano de la Universidad Tecnológica de Bolívar y financiado
por el Ayuntamiento de Coirós.
[1] Compárese
este acontecimiento con otras procesiones más modernas como la Romería de
los Favores de Fray Leopoldo de Alpandeire en Granada (Briones 1990).
[2] Definido
el concepto de entidad divina como un cuerpo eterno que se manifiesta en la
naturaleza y que posee la capacidad de transmitir, de manera temporal, esa
misma sustancia a un tercero de características humanas y/o políticas;
entendiéndose esta transferencia de poder como una delegación de soberanía
subsidiaria (Gallego 2018).
[3] Fray
Pedro de Santa María y Ulloa fue uno de los dominicos con fama de santidad que
nunca alcanzaría este estatus al igual que otros compañeros de esa misma orden
religiosa como Fray Pablo de Santa María, Fray Pedro Vázquez Tinoco, Fray Pedro
de Tapia, Fray Pedro Sánchez, Fray Juan de Flores o Fray José Esquivel entre
muchos otros (Romero 2019).
[4] En
base al procedimiento actual de las causas de beatificación y canonización de
la Iglesia Católica, en la fase informativa, el obispado local debe confirmar
que el candidato no haya sido objeto de veneración pública con el paso del
tiempo; una exigencia formal que se remonta a las reformas de S.S. Urbano VIII
el cual prohibió el culto a los santos no canonizados oficialmente por el
papado, si bien esto sería mitigado con la autorización del culto privado
(González-Lopo 2013). De todas maneras, el siglo XVII fue un período fructífero
de santos hispanos pertenecientes a órdenes religiosas, saliendo muy
favorecidos los dominicos (Betrán, Hernández y Moreno 2016) debido al
“dinamismo espiritual que las iglesias peninsulares habían alcanzado en la
parte final de la Edad Media y los inicios de la Moderna” (González-Lopo 2013,
25).
[5] En
el antiguo edificio de la Cátedra de Latinidad y Humanidades de la villa de
Betanzos, demolido por su estado ruinoso en el año 1860 (Ares 1990), existía
incluso una lápida con el nombre inscrito de Fray Pedro Manzanas (Ares, 2009).
[6] Fundamentándose
la santidad en la “actualización en el hombre de la vida sobrenatural en grado
eminente, mediante la práctica de las virtudes heroicas, y fundamentalmente en
la consumación de la caridad (…) [siendo] sinónimo de unión vital e íntima con
Dios” (Laboa 1958, 671).
[7] En
conversación con Antonio Quintela (actual responsable de la parroquia de Santa María de Ois, un
sacerdote muy apreciado por su comunidad) y José Manuel Iglesias (su antecesor
en el cargo) se nos indicó que Fray Pedro de Santa María y Ulloa tiene
la consideración de venerable como un simple tratamiento verbal de
respeto, si bien este término nunca fue establecido por ningún proceso
de beatificación o canonización; postura que se complementa con lo afirmado por Emilio Ares
en un informe eclesiástico de finales del siglo XIX en el que se aclara que no
hay “motivos suficientes para creer que (…) Fray Pedro de Santa María y
Ulloa sea Venerable o Siervo de Dios, pues ni está probada la fama de su
santidad jure judiciali; ni suficientemente autorizada con aprobación
explícita o implícita de la Santa Sede o de Ordinario” (Fiaño 2010, 192).
[8] Recuérdese
la importancia hacia la devoción mariana que caracteriza a la Orden de
Predicadores (Díaz-Camacho 2016) y en particular al pensamiento y
comportamientos de este monje gallego (Vázquez-Miraz 2017).
[9] Las
gentes que acudían a la romería llevaban animales de granja para que dieran
vueltas alrededor de la iglesia para su mejora e incluso los romeros compraban
agua y tierra donde el fraile había nacido al considerarlas milagrosas. Aunque
Christian (1981, 125) afirma que “hasta bien entrado el siglo XX, se bebía
barro con agua de las tumbas de (…) Fray Pedro de Ulloa Santa María (Ois La
Coruña) (sic.) para curar la malaria y otras enfermedades”. Este dato es
absolutamente erróneo al celebrarse los funerales de este religioso en el
convento de San Pablo en Sevilla (Romero 2010; González-Lopo 2013) no estando
enterrado el cuerpo en su tierra natal.
[10] Ejemplos
de llamativas prácticas del pasado fueron la exhibición de un cuadro del fraile
en la casa rectoral y el recibimiento de limosnas por parte de la sirvienta del
párroco D. Manuel Nión (Fiaño 2010), mientras que D. Germán Castelos fuera
denunciado por usar el atrio de la iglesia como recinto de pasto para el ganado
vacuno y porcino además de por permitir las verbenas en el mismo cementerio (Pato
2018).
[11] En
palabras de D. Antonio Quintela, al no estar el fraile canonizado, en el pasado
las limosnas ofrecidas por el pueblo eran de libre disposición y administración
por parte del mismo párroco de Santa María de Ois; una situación que
incentivaría a que se siguiera fomentando la romería de Fray Pedro para júbilo
de los devotos y vecinos de Ois. Algo paradójico pues durante el franquismo las
autoridades eclesiásticas regularon los aspectos folclóricos de estas jornadas
(Rina-Simón 2015).
[12] Tanto
para D. José Manuel Iglesias y D. Antonio Quintela (sucesores de D. Germán
Castelos en el cargo pastoral en Santa María de Ois), el aceptar los festejos
era un mal menor necesario para el gobierno de la parroquia. Como nos explicó
el segundo sacerdote, el aprecio de las gentes por Pedro Manzanas fácilmente se
puede re-orientar hacia posturas litúrgicas más ortodoxas, ya que aunque se
presenten en carteles y demás afiches al dominico, se ensalce su figura y se
nombre vulgarmente el acontecimiento como la romería y misa de Fray Pedro; el
sacramento de la Eucaristía es celebrado en honor a todos los difuntos (si bien
el número de misas aumenta considerablemente respecto a las de un domingo
normal) y el cuadro del fraile está situado en una posición secundaria de la
iglesia, al lado del confesionario (en contraste con épocas pasadas que éste se
hallaba oculto en la casa rectoral).
[13] Muy
popular entre el vecindario fue el coche particular D. Germán Castelos,
conocido popularmente como “balilla” [As
4 aldeas (2009), nº, 46,6-7].
[14] En
contraste con las caravanas de autobuses que transportaban creyentes esos tres
domingos a Coirós de manera masiva; una imagen típica de los años 50 de ese
lugar geográfico. Lógicamente el transporte en autobús fomentaba el asistir a
misa y posteriormente quedarse a comer mientras que el coche individual
incentiva únicamente la asistencia a la ceremonia religiosa.
[15] As 4 aldeas (2009), nº, 46, 6-7.
[16] Se
revisaron 76 números de la revista (1999-2019) los cuales fueron digitalizados
por los propios editores de la publicación (S.C.R.D. Fillos de Ois, 2019).
[17] Destacaron
por su prolífica producción en esta circular los vecinos Manuel Fiaño, Miguel
Gayoso, Plácido Lizancos y Francisco Pato entre otros.
[18] Asociación
creada en el año 1999 para promover los intereses vecinales de la parroquia,
actualmente inoperativa; en el pasado llevaba a cabo (entre otras labores) el
mantenimiento del camposanto de la iglesia o visitas culturales (Fiaño 2006).
[19] La
presencia de sorteos se mantuvo a finales del siglo XX pero sin el ímpetu de
antaño, llegándose a sortear una bicicleta entre los asistentes. Entendiéndose
que el objetivo de este acto estaría destinado a que los menores de edad no
perdieran el interés por esta romería [As
4 aldeas (1999), nº 1, 5].
[20] La
selección de este nombre no fue algo baladí. En palabras de Gonzalo Tizón,
entrevistado por Plácido Lizancos], inicialmente se pretendía usar un nombre
ajeno a los elementos religiosos (Asociación de vecinos de Ois) el cual
no fue autorizado por las autoridades pertinentes debido a la coincidencia con
el topónimo geográfico, usándose el nombre de Fray Pedro como símbolo de unión
y eliminación de rencillas de las cuatro aldeas que conforman la parroquia de
Santa María de Ois [As 4 aldeas
(1999), nº 4, 4-5].
[21] Se
instalaron una vez más puestos de pulpo (comida muy célebre en toda la región
gallega), cerámica y cestería, llegándose a instalar una carpa para celebrar
incluso una verbena nocturna [As 4 aldeas
(2000), nº 8, 3; As 4 aldeas (2011),
nº 52, 2], una subasta de gallos [As 4
aldeas (2000), nº 9, 9] o una manualidad de encaje de bolillos [As 4 aldeas (2006), nº 36, 3] siendo los
beneficios recaudados por la asociación de vecinos [As 4 aldeas (2000), nº 10, 4]. La publicación también indica la
existencia de puestos de venta de cera y quesos [As 4 aldeas (2009), nº 46, 3].
[22] Véase
como ejemplo el pregón dado el día 03/04/2005 por la cantante Lucía Pérez [As 4 aldeas (2000), nº 32, 3].
[23] Este
afecto o interés inicial de la publicación por la romería y a la persona de
Fray Pedro no sería el mismo que tenía una parte de los habitantes de Coirós
(particularmente los sectores más progresistas) por la Iglesia, en general, o
al párroco D. José Manuel Iglesias, en particular (Castiñeira 2000; F.J.C.,
2001); pudiéndose observar en la entrevista de Plácido Lizancos a Gonzalo Tizón
chanzas sarcásticas acerca la posibilidad de construir una catedral en honor al
fraile o el miedo de las autoridades católicas a que esta figura local hiciera
sombra al mismo apóstol Santiago [As 4
aldeas (1999), nº 4, 4-5].
[24] Suplemento
escrito en exclusiva por Manuel Fiaño y Miguel Gayoso [As 4 aldeas (2008), nº 45 Supl.] en el que los autores recogen el
auge económico del pueblo debido a la romería a mediados del siglo XX y la
presencia de personajes tan ajenos a la religiosidad como los taberneros (6),
los jugueteros (6), las adivinadoras (5) o incluso vendedores sui géneris
de rudimentarios profilácticos (5); observando que el ambiente de otras
verbenas estudiadas es bastante parecido (Briones, 1990). En el número 54 de la
publicación cuya portada lleva por título “Fray Pedro de Santa María y Ulloa”
(2011), se recoge en sus páginas (6-13) un amplio extracto de un trabajo acerca
el fraile y su fiesta ya publicado en el Anuario Brigantino (Fiaño 2010).
[25] As 4 aldeas (2000), nº 9, 9.
[26] Estrofa
de Guillermo Vázquez, recopilada por Manuel Fiaño, que traducida al español
significa “Fray Pedro tampoco se opone a cualquier mal que sea pues por una
pata de cerdo no hay mal que él no entienda” [As 4 aldeas (2005), nº 31, 6-8].
[27] Véase
por ejemplo el artículo “Non nos deixemos engaiolar” [No nos dejemos
encarcelar] de Plácido Lizancos en el que se exponen chistes referentes a la
mala praxis de médicos y sacerdotes [As 4
aldeas (2006), nº 34, 9]. En un duro ataque titulado “Xoán Paulo II,
difícilmente beatificable” [Juan Pablo II, difícilmente beatificable] este
mismo autor critica los procesos de beatificación de S.S Juan Pablo II y S.
José María Escrivá de Balaguer incidiendo en la agilidad de los dos procesos
anteriores en contraposición con lo acontecido con Fray Pedro [As 4 aldeas (2006), nº 37, 14].
[28] En
palabras de Gonzalo Tizón, lo acontecido en Santa María de Ois fue similar al
resto de romerías, ya que la gente más devota a las figuras religiosas
ensalzadas en este tipo de conmemoraciones nunca eran las personas autóctonas
del lugar, pues éstas eran las que más se lucraron con la afluencia de
peregrinos al gestionar diversos puestos de ocio y descanso.
[29] Para
el alcalde de Coirós, el interés que el ayuntamiento tendría por este
espectáculo sería únicamente el de mantener el bienestar y la satisfacción de
sus convecinos, rehuyendo de toda disputa religiosa; más siempre se vio
positivo que el municipio hubiera adquirido notoriedad e importancia gracias a
la personalidad de Fray Pedro de Santa María y Ulloa.
[30] En
él texto “O incendio de Santa María de Ois” [El incendio de Santa María de
Ois], Manuel Fiaño recogió información periodística de la época acerca la
destrucción de diversas imágenes religiosas de este templo, a destacar las de
la Asunción de la Virgen, la de la Virgen del Rosario, la de San Antonio y la
del propio Fray Pedro [As 4 aldeas
(2004), nº 29, 7-8].
[31] Véase
la historia, recogida por Leandro Carré titulada “As dúas irmás e o milagre de
Frai Pedro” [Las dos hermanas y el milagro de Fray Pedro] en la que una paisana
de escaso atractivo físico, en contraste a la hermosura de su propia hermana, a
través de una súplica al fraile obtuvo una similar belleza a la de su semejante
ofreciendo por tal cambio un buey [As 4
aldeas (2001), nº 14, 4]. Esta misma historia será recogida nuevamente en
un posterior número especial [As 4 aldeas
(2008), nº 45 Supl., 8].
[32] Documento
de muy limitado tamaño (menos de 70 palabras) acompañado de dos fotografías de
calidad reducida [As 4 aldeas (2005),
nº 32, 9].
[33] En
entrevista con este sacerdote, era evidente el desdén que se tenía hacia el
monje de Castrillón (Ois) al afirmar que los feligreses en el pasado “le habían
llegado a hacer incluso una exposición”; no mencionando en ningún momento de la
conversación la visita del arzobispo de Santiago de Compostela a la misma.
[34] As 4 aldeas (2009), nº 46, 6-7.
[35] As 4 aldeas (2009), nº 46, 3; As 4 aldeas (2010), nº 49, 4-8.
[36] As 4 aldeas (2014), nº 62 Supl., 16.
[37] As 4 aldeas (2016), nº 67, 11.
[38] “Xa
había bastantes anos que non tiñamos festa pola romaría do Frai Pedro, e máis aínda
no adro da igrexa parroquial” [Ya había bastantes años que no teníamos fiestas
por la romería del Fray Pedro, y más aún en el atrio de la iglesia parroquial]
(11). Se deduce entonces que en años anteriores la concurrencia no fue tan
relevante y los costes económicos del festejo superarían al de sus ingresos [As 4 aldeas (2016), nº 67].
[39] As 4 aldeas (2016), nº 67, 11; As 4 aldeas (2016), nº 68, 3; As 4 aldeas (2018), nº 73, p.3; As 4 aldeas (2019), nº 76, 2.
[40] La
Sociedad de Cazadores Pedrapartida ofrece anualmente con gran éxito de
público, a los vecinos de Coirós una degustación de comida basada en productos
de caza (Fiaño 2006).
[41] Desde
nuestra perspectiva lo recomendable para evitar esta situación no sería la
vuelta a la prohibición de la romería de fines del siglo XIX ni tampoco
mantener el statu quo actual, y sí el hacer simples conductas tales como
el traslado de las rosquilleras fuera del atrio de la iglesia parroquial, la
realización del mismo número de misas a las de un domingo normal, dejar de
comercializar estampas y otros objetos de mercadotecnia relacionados con el
fraile y la donación de toda imagen pictórica de Fray Pedro al cercano Museo
das Mariñas de Betanzos (Erias, 2002).
[42] En
esta postura el autor del texto y el párroco D. Antonio Quintela divergen de
opinión al creer el segundo que la visión pesimista del investigador está
basada en una comparación extendida (pero para él falaz) entre los tiempos
actuales y la época de mediados del siglo XX. Para este sacerdote, de idéntico
pensamiento que Aznar (2017), la religiosidad y la espiritualidad se están
revitalizando en la sociedad actual como respuesta al materialismo extremo.
[43] Véase
por ejemplo de las limitaciones económicas de la parroquia el hecho que la
reparación del techo de la iglesia fue costeada en el pasado gracias a una
subvención pública conseguida por la Asociación de Vecinos de Frai Pedro
[As 4 aldeas (2009), nº 48, 3].