José BARRIENTOS GARCÍA, La Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca a través de los libros de visitas de cátedras (1560-1641)

Mª Idoya Zorroza Huarte
Reseña.

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.



efectivamente “Finis coronat opus si bene factum est circulum”. Lo ha conseguido y en ello ha contribuido también la Editorial Sindéresis y la Editorial UNED por su apuesta que nos ha permitido participar de esta preciosa reflexión filosófica, la de un atardecer que será el alba para muchos de sus lectores.


Manuel Lázaro Pulido

UNED


TEOLOGÍA


José BARRIENTOS GARCÍA. La Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca a través de los libros de visitas de cátedras (1560-1641). Madrid: Editorial Sindéresis (Colección de Pensamiento Ibérico e Hispanoamericano), 2018. 24 x 17 cm. 1148 pp. ISBN: 978-84-16262-56-4.


Siempre hay que agradecer cuando se publica uno de esos trabajos que abren (con las llaves de la paciencia, la experiencia y el trabajo experto y metódico) los cierres que suponen aquellos documentos que esconden la vida interna de una tradición intelectual. Y es lo que ocurre con la reciente publicación de esta obra sobre la Universidad de Salamanca en casi un siglo de su historia (de su pleno apogeo al comienzo de su deca- dencia).

Se trata de un nuevo trabajo de José Barrientos García. Reconocido investigador sobre la Escuela de Salamanca, como vemos en los libros sobre justicia y moral econó- mica –Un siglo de Moral económica en Salamanca (1526-1629) (1985); Repertorio de moral económica (1526-1670) (2011)–, y estudioso de varios de los autores que confi- guran dicha Escuela (Francisco de Vitoria, Pedro de Aragón, Domingo de Soto, Martín de Ledesma….) o que fueron sus víctimas (Fray Luis de León, del que publicó Fray Luis de León: Escritos desde la cárcel. Autógrafos del primer proceso inquisitorial, 1991; Fray Luis de León y la Universidad de Salamanca (1996); entre otros trabajos). En este libro, Barrientos saca sistemáticamente toda la información contenida en las fuentes de la historia de la Universidad salmantina (principalmente el Archivo de la Catedral de Salamanca, el Archivo General de Simancas, el Archivo Real Chancillería de Valladolid y sobre todo el Archivo de la Universidad de Salamanca) revisando con método y exhaustividad sus Libros de visitas de cátedras, Libros de Claustros, de ma- trículas, de pruebas testificales de cursos, de bachilleramientos, de licenciamientos y doctoramientos, de juramentos de grados, de cuentas, de procesos de cátedras, de pro- visiones y posesiones de cátedras, Expedientes de ingreso de colegiales, Estatutos…, para realizar una fina descripción de cuál fue la vida de la Universidad de Salamanca en su Facultad de Teología. La descripción, jalonada de abundantes citas tomadas de las



fuentes, nos acercan cómo fueron: las oposiciones a cátedras, sus aspirantes, los profe- sores que las lograban, su desempeño –valorado por los alumnos y registrado en las visitas periódicas–, la materia de su docencia y el grado de cumplimiento de lo estable- cido en los Estatutos y las asignaciones anuales, el modo como eran impartidas y las dificultades, discusiones, polémicas, etc.

Curso a curso, cátedra por cátedra (desde la Cátedra de Prima, y de Vísperas, que eran de propiedad, las “mayores”, pasando por la de Santo Tomás, Escoto, Nominal o Durando, de Biblia, y los partidos y las cátedras creadas de manera excepcional), el libro refleja el quehacer de sus profesores y sustitutos, su asistencia a clases, su dedicación, el contenido de su enseñanza y el método en que era impartida. Todos estos datos, cru- zados con otras fuentes, son de gran interés para respaldar o identificar las fuentes ma- nuscritas y los textos que nos han quedado de los profesores salmantinos. Muchos de ellos ya bien conocidos (Pedro de Sotomayor, Juan de la Peña, Juan de Guevara, Mancio de Corpus Christi, Bartolomé de Medina, Domingo Báñez, Fray Luis de León, Pedro de Ledesma…), otros muchos, bastante menos (Cornejo, Herrera, Curiel, Ponce de León, Agustín Antolínez, Pérez de Lazárraga, Manrique, …). Pero todos ellos necesarios para realizar una radiografía necesaria de la docencia salmantina, su difusión y, sobre todo, las líneas que configuran la “marca” de una “escuela” y las distintas formas intelectuales que se ensayaron (con distinto éxito) dentro de la propia Universidad.

El libro presenta y desarrolla cada Cátedra estudiada con un mismo esquema. En primer lugar, una presentación general indicando las características específicas de la cátedra (cuándo fue fundada, qué se impartía, el régimen e incluso la paga que se impo- nía al catedrático, circunstancias extraordinarias, incidencias y observaciones en el pe- riodo estudiado, etc.). Siguen, por orden cronológico, los profesores que la desempeña- ron, diferenciando (en las de propiedad) el titular y los sustitutos. Terminando en cada una con un resumen general y conclusiones sobre el desempeño de la docencia en esa cátedra para el periodo estudiado. Además, de cada catedrático y sustituto, Barrientos realiza una labor minuciosa para ofrecer, en primer lugar, una breve biografía –en algu- nos casos realizando una labor de síntesis; en otros, de investigación, para aportar datos suficientes de un autor casi desconocido–, con una presentación de las obras más signi- ficativas, si las hubiera, o de manuscritos conocidos que les son atribuidos; así como una Bibliografía que supone un punto de partida para la investigación sobre ese autor. Desde ahí, los datos que preparan la obtención de la cátedra (cómo, cuándo y por qué queda libre, cómo se gestiona su publicación, aspirantes, datos de la adjudicación, y muchos datos que representan vívidamente el ambiente, muy pocas veces tranquilo y pacífico, de la búsqueda y logro de las cátedras, las luchas de poder, las complicadas costumbres, etc.

En su afán por ofrecer cuántos más datos permitan profundizar en la historia de la Facultad de Teología, Barrientos llega incluso a identificar a algunos de los alumnos



que son testigos en las visitas de cátedras, aportando, por ejemplo, datos muy valiosos sobre las duraciones, incidencias y observaciones que merecían cátedras y profesores.

Tanto la Introducción general (de más de 100 páginas) como las Conclusiones fi- nales aportan importantes reflexiones que ameritan el esfuerzo realizado y los años de- dicados a su elaboración: un trabajo hecho con la minuciosidad y la paciencia del arte- sano, en este caso, del historiador del pensamiento: los calendarios, festividades, eva- luación de la docencia, … las luchas internas por el poder en la Universidad a través de la obtención de las cátedras, no tanto un poder efectivo o institucional –que también– como la vigencia de una forma de entender la docencia universitaria y el pensamiento escolástico que sí define (por sus características propias y exclusivas, que se hacen in- cluso excluyentes) otras formas posibles e intentadas. También la progresiva pérdida de calidad en la enseñanza al mismo tiempo que se consolida la fama de su claustro y su docencia por la desviación de algunas de las aportaciones vitorianas (que paradójica- mente supusieron una condición de posibilidad de su despegue): el dictado, la adscrip- ción clara al tomismo, y la sustitución de las lecciones sentenciarias por la Summa Theo- logiae.

Considero además que, aunque llegar a estas conclusiones ya justifica suficiente- mente el trabajo aquí presentado, éste ofrece, además, otras interesantes aportaciones al área de estudio en el que se inserta este libro. Creo, en primer lugar, que ofrece la opor- tunidad de apoyar sobre datos fiables y en muchos casos contundentes, los trabajos cien- tíficos de las distintas disciplinas que ahora están recuperando los textos y las tesis de los salmantinos del XVI y XVII por el detallado análisis y la cuidada descripción del contexto académico en el que surgen ofrecida y cuidadosamente cotejada y anotada en esta elogiable obra. Por otro lado, considero que el trabajo del Profesor Barrientos ofrece también espacios nuevos para la investigación, como, por poner un ejemplo, partir de las progresivas limitaciones temáticas que la práctica docente y su consolidación en el desarrollo de las disciplinas teológicas (a medida que se van suprimiendo tratados ente- ros para cumplir con las distribuciones de materia por curso), para estudiar cómo afectó al desarrollo de las diversas disciplinas académicas.

El libro se cierra con una Bibliografía general y el útil listado de nombres citados en el texto, para facilitar el acceso a su vasto contenido al estudioso que investiga en momentos, autores o periodos concretos aquí contenidos.

En un año que hemos oído hablar mucho de Salamanca y su Universidad, por la celebración de su octavo centenario –aunque la fecha todavía se podría discutir, según algunos estudiosos defienden–, se publica esta obra que está llamada a ser un libro de referencia para todos los que nos ocupamos de este interesante periodo, una obra para leer, despacio, poco a poco, interiorizando los muchos conocimientos que ofrece; y so- bre todo, una obra para dar contenido concreto y vital a las ideas y las obras que estu- diamos, y que, separadas de su contexto y de su sentido histórico, pueden ir asociadas a arriesgadas posiciones que distorsionan nuestro objeto de estudio. En conclusión, un



libro que debería ser punto de partida de cualquier trabajo que se emprenda sobre la Escuela de Salamanca o los teólogos salmantinos desde 1560 a 1641: fechas que englo- ban la consolidación de dicho centro de estudios tras la docencia de Francisco de Vitoria, Domingo de Soto y Melchor Cano, y su progresiva decadencia a partir de mediados del siglo XVII.

Mª Idoya Zorroza Universidad Pontificia de Salamanca


Jacques PHILIPPE. La Felicidad donde No Se Espera. Meditación sobre las Bienaventuranzas. 3ª edición. Madrid: Ediciones Rialp, 2018. 19 x 12,5 cm, 211

pp. ISBN: 978-84-321-4940-5.


Este libro trata de meditar sobre las Bienaventuranzas según el evangelio de San Mateo 5,1-12. El autor no pretende que sea teológico o exegético en particular. En esta reseña resumimos el libro brevemente. Indica el autor que el papa Francisco exhorta a los cristianos a vivir las Bienaventuranzas porque es el único camino de verdadera felicidad y el único medio para reconstruir la so- ciedad, porque el mundo está enfermo de orgullo, de avidez de riqueza y poder, y no puede curarse sin acoger este mensaje.

Se destaca la necesidad de que cada cristiano difunda el perfume del Evangelio, que no es otro que de paz, dulzura, alegría y humildad. Contribuye así a transformar el corazón humano y renovar el mundo. Las multitudes tienen sed de curación, luz y feli- cidad, y por eso acuden a Jesús. Pero Jesús nos propone una felicidad inesperada, que habitualmente no se encuentra en situaciones que suelen ir unidas a la idea de felicidad. Sin el testimonio de sus discípulos, que son la sal y la luz, la existencia humana no tendría ya sabor y el mundo sería tenebroso.

La Bienaventuranzas son como la Ley nueva del Reino, y Jesús el nuevo Moisés que no ha venido a abolir la Ley sino a darles su plenitud (cf. Mt 5,17). El camino de felicidad del Reino es de identificación con Cristo, de descubrimiento del Padre y de apertura a la acción del Espíritu Santo. Las Bienaventuranzas no son el mapa del cris- tiano sino el secreto del corazón de Cristo. Jesús ha sido absolutamente pobre, afligido, manso, hambriento y sediento de justicia, misericordioso, limpio de corazón, artesano de paz, perseguido por la justicia, practicó perfectamente todas las bienaventuranzas y recibió en plenitud la felicidad del Reino de los Cielos.

Jesús muestra el verdadero rostro del Padre (cf. Jn 14,9), su increíble humildad y su infinita misericordia. No vive para sí mismo sino para sus hijos. La Ley nueva es mucho más exigente que la antigua, no se contenta con un comportamiento exterior co- rrecto, sino que pide una verdad, una pureza y una sinceridad que compromete el cora- zón del hombre, pide una profunda conversión interior hasta lo más íntimo y secreto del